martes, 20 de febrero de 2018

NELIOTA, detectando impactos en la Luna

Todo comenzó a partir de nubes de gas y polvo. El colapso de nubes de hidrógeno y helio dio lugar a las primeras estrellas 400 millones de años después del Big Bang. La interacción entre estas estrellas y más de estas nubes dio lugar a la formación de las primeras galaxias (1000 millones de años tras el Big Bang). Y así sucesivamente hasta que, hace unos 4600 millones de años, en una galaxia cualquiera, se formó nuestro Sistema Solar (Sol, planetas, asteroides, cometas...), de nuevo mediante el colapso de una nube de gas y polvo. Por aquel entonces el Sistema Solar era un lugar inhóspito, donde las colisiones entre cuerpos estaban a la orden del día y material caía hacia el centro, donde se acabaría formando el Sol. Sin embargo, todos estos cuerpos (también llamados planetesimales) acabaron dando lugar a los planetas en órbitas estables, y el Sol acabó formándose y emitiendo radiación (también llamado viento solar) que limpió, a modo de onda expansiva, el Sistema Solar de partículas y cuerpos pequeños, haciendo así del Sistema Solar un lugar mucho más agradable... aparentemente.

Representación artística de un impacto en la superficie de la
Luna. Crédito: Colaboración NELIOTA.
En una noche sin Luna, lejos de las luces de la ciudad, no es extraño poder ver trazos luminosos en el cielo que conocemos como meteoros (estrellas fugaces) o bólidos, según si son más débiles o brillantes. Éstos fenómenos se producen cuando partículas, generalmente de tamaños inferiores a una canica, entran en contacto con la atmósfera, aumentando brúscamente de temperatura e incinerándose. Esto demuestra que el espacio interplanetario no está tan limpio como parecía. Además, no todos los objetos que pueden entrar en contacto con la Tierra son tan pequeños e inofensivos. La NASA lleva años realizando una lista de objetos cuya órbita puede llegar a aproximarse bastante a la de Tierra, convirtiéndose así en objetos potencialmente peligrosos. Así, con fecha 2 de febrero, la NASA ha catalogado 886 NEOs (Near-Earth Objects, que es como se conoce a estos objetos) de tamaños superiores al kilómetro, 8035 con tamaños superiores a los 140 metros, o 17627 si consideramos objetos de cualquier tamaño. Pese a su potencial peligro, objetos tan pequeños son extremadamente difíciles de detectar con nuestros telescopios. Y es así como nace el proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) NELIOTA, en colaboración con el Observatorio Nacional de Atenas.

Uno de los impactos detectados por el proyecto NELIOTA.
Cŕedito: Colaboración NELIOTA.
NELIOTA (Near-Earth object Lunar Impacts and Optical TrAnsients) se basa en una idea muy simple para tratar de determinar algo mejor la distribución y frecuencia de estos NEOs. La Luna no tiene masa suficiente como para generar a su alrededor una atmósfera lo suficientemente importante como para protegerla de posibles impactos. Así, en las ocasiones en las que nosotros veríamos una estrella fugaz o un bólido desde la Tierra, en la Luna un habitante de nuestro satélite tendría que refugiarse para evitar el impacto de la misma "piedrecita". Impacto que provocaría un aumento repentino de la temperatura del objeto interplanetario así como del suelo selenita en el que incidiese, hecho que se manifestaría en un resplandor o "flash" (gif de la derecha). 

Localización de los impactos detectados a fecha 2 de
febrero de 2018. Crédito: Colaboración NELIOTA.



La idea base del proyecto NELIOTA es precisamente la observación desde la Tierra del lado no iluminado de la Luna en busca de estos posibles destellos. NELIOTA comenzó a principios del año 2017 y se mantendrá operativo durante 22 meses. Los datos de estos impactos, detectados con el telescopio Kryoneri (de 1.2 metros de diámetro), permitirán, no solo conocer mejor el riesgo real que estos NEOs pueden implicar para la vida en la Tierra, sino también determinar otros aspectos de interés físico como la temperatura o la velocidad del impacto. La imagen de la izquierda muestra los lugares donde hasta el momento NELIOTA ha detectado impactos.


Para más información:
1- Página web del proyecto NELIOTA.
2- Nota de Prensa de la Agencia Espacial Europea. 

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